fallas 2011/ tomás sánchez y alberto aguilar: el gesto de torería que le hacía falta a la feria


València, 20 de marzo de 2011. Duodécima de la Feria de Fallas. Toros de Adolfo Martín de irreprochable presentación, de gran trapío, pero flojos en su conjunto. Les costó mucho romper adelante. Rafaelillo (silencio en los dos), Tomás Sánchez (oreja tras aviso, y ovación tras dos avisos) y Alberto Aguilar (ovación y oreja). Más de un tercio de entrada (unas 4.000 personas).

Tomás Sánchez y Alberto Aguilar le pusieron la guinda de la dignidad y la torería a la Feria de Fallas. Hacía mucha falta. Ellos no son precisamente adalides de nada, ni van de defensores de esto o de aquello. No están aquí por figurar ni por reunirse con ministros, presidentes autonómicos o diputados, pero con su actitud durante toda la tarde demostraron mucho más que otros que hicieron el paseíllo en esta feria y no fueron capaces de hacerle el mínimo favor a la Fiesta y más bien le metieron una puñalada.

Tomás Sánchez y Alberto Aguilar son, como quien dice, unos desconocidos, pero en València y frente a la corrida de Adolfo Martín encarnaron la verdad de la fiesta y la afrontaron a carta cabal, sin remilgos ni pasos atrás. Aguilar cayó herido, Sánchez se salvó por los pelos. Ambos quisieron hacer el toreo desde la pureza y la entrega total y lo consiguieron, y si no remataron el triunfo y el tremendo esfuerzo, fue por la maldita espada. Cada uno cortó una oreja, pero vaya orejas de enorme peso.

Los albaserradas de Adolfo Martín no fueron lo que se esperaba de ellos. Más bien al contrario. Lucieron fachada y trapío de impresión. Corrida cinqueña toda y que se hizo de respetar por la seriedad de sus cabezas. Salía el toro y todo el mundo pendiente. Esa fue su gran virtud: el interés. Aunque no fueran un dechado de virtudes, tuvieran poco fondo, buscasen demasiado la huída, blandeasen más de la cuenta, no se entregasen en el peto y les costase un mundo romper hacia adelante, todo cuanto se les hizo tuvo importancia. Sobre todo por la actitud irreprochable de la terna, de Tomás Sánchez, Alberto Aguilar y también de Rafaelillo, pese a que el murciano no tuvo el lote más propicio, y sus cuadrillas.

Foto :: Ignacio Tena // Burladero
De los seis el mejor 'adolfo' fue el sexto. Revoltoso su nombre y cárdeno como todos. Y bravo. Le cupo en suerte a Alber Aguilar, que estuvo hecho un tío. Su faena de muleta estuvo presidida por el gusto y el mando. La mano abajo en emocionantes series, con el toro, noble, llegando hasta el final y revolviéndose buscando el siguiente. En redondo y al natural. Un lujo y toque de atención: Alberto Aguilar es torerazo de los pies a la cabeza. Series ceñidas y naturales de quilates. Presentando la muleta por delante, cargando la suerte y hasta el final. Por el izquierdo se le paró, una mirada y en esas, un pitonazo certero a la altura de la tibia, y la cornada.

Le brotó la sangre inmediatamente y Aguilar no quiso pasar a la enfermería hasta agarrar la oreja, tras matar como pudo. La torería hay veces que va mucho más allá de la razón.

Tomás Sánchez también pudo caer herido, pero se salvó de milagro en el quinto de la tarde. Antes, le había cortado una oreja a ley al primero de su lote, que saltó al callejón en el primer tercio. Torería y dignidad, toda una lección la de Tomás Sánchez, que tragó y se impuso por ambos pitones. Cada muletazo era la mayor conquista. La verdad del toreo. El torero metido en los terrenos del toro, un natural, muy por abajo, otro. La saliba que no corría. El tendido con el corazón en un puño y una estocada de premio, en todo el hoyo y cobrada a tumba abierta. Oreja más que merecida.

En el quinto fue a por la puerta grande. El toro sacó buen son en los primeros tercios, pese a ser pésimamente picado. En la brega estuvo muy bien César Fernández --que ya se había desmonterado en el segundo junto con Domingo Navarron tras banderillear-- y Aguilar había dejado un templado quite. Pero en la primera arrancada del último tercio, el toro saca un genio desconocido por el momento y a punto está de arrolar a Tomás Sánchez.

Un aviso. Se demostró que por el derecho las intenciones eran aviesas y Tomás Sánchez se impuso por el izquierdo. Todo muy por abajo y cortando la respiración. Pero en un de pecho, dándole opción al piton derecho, el toro derriba al de Rocafort y le pasea el pitón por la ingle. Los naturales salen breves pero intensos y la faena, otra vez, había llegado a un punto al alcance de muy pocos. Pero esta vez dos pinchazos precedieron a la estocada. Ovación tras dos avisos.

Alberto Aguilar en el primero de su lote había dejado constancia de su dimensión, pero esta vez también mandó al traste la faena y el triunfo con la espada. Este tercero blandeó en exceso y eso que no lo picaron. Parecía como dormido, pero tenía su genio y se puso a la defensiva.

Aguilar trató de engacharlo por delante y con la mano por abajo. Por el izquierdo, complicado. O imposible. Pero en redondo Aguilar se esforzó en cuajarlo. Más que meritorio porque el toro no le agradeció nada. Mató de pinchazo hondo y estocada casi entera.

Rafaelillo se llevó el peor lote de una corrida que tuvo poco fondo y ando muy justa. Tanto que los suyos no ofrecieron nada. Rafaelillo Buscó la pelea con su primero, pero allí no hubo ninguna transmisión. Y peor le ocurrió con el cuarto, que se tumbó por falta de casta y no tuvo gracia alguna en sus cansinos movimientos.

Lo de Rafaelillo no pudo ser. Era la tarde para Tomás Sáchez y Alberto Aguilar, herido y todo, que triunfaron por derecho. De eso no cabía duda. Tampoco de que no hace falta ser figura del toreo para defender la verdad de la tauromaquia donde primero debe defenderse, en el ruedo; y con lo que es más importante, con el toro. Como era de esperar, así, con esta verdad, concluyó la Feria de Fallas de 2011. Dentro de poco, tal y conforme tienen montado el sistema los taurinos y mientras esto no cambie, se lo volveremos a demostrar. Lo que no sé ya, sino es que vino hoy también, es si el chaval que estaba ayer sentado en un banco de la estación volverá por aquí.


PARTE FACULTATIVO DE ALBERTO AGUILAR: Cornada de 10 centímetros de extensión en la cara anterior región tibial izquierda. Secciona músculo tibial, contusiona la arteria y secciona parcialmente el músculo flexor. Pronóstico grave, atendido con anestesia local y sedación por los doctores Fernando Carbonell y Daniel López Quiles.
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