fallas 2011/ leandro y juan bautista tocan pelo en tarde con contenido
València, 15 de marzo de 2011. Cuarta de la Feria de Fallas. Toros de Alcurrucén, bien presentados. Encastados aunque en general masearon y tuvieron poco fondo. Los mejores 5º y, sobre todo, el 6º. Miguel Abellán (palmas y silencio), Juan Bautista (silencio y oreja) y Leandro (silencio y oreja). Media entrada (algo más de 5.000 espectadores). [VÍDEO]
Todos saben que para que una tarde tenga interés hace falta bien poco. Sólo el toro. Salvo contadas excepciones, durante esta feria cada vez que nos habíamos sentado en el tendido el palo había sido considerable. Toros de muy escaso o nulo trapío, decadente casta y desesperante debilidad había predominado. Previsible en los de Jandilla; fea sorpresa con lo de Victoriano del Río.
Así, tras el paréntesis de la fría novillada de ayer que poco o nada sirvió para devolver la ilusión, la variada corrida de Alcurrucén pasó el examen. No es que lo tuviera complicado, sólo se le pedía una cosa: que mantuvieran el interés.
Del primero al último, la de Alcurrucén fue un amplio abanico de matices, no tan rico como el que ofreció el mismo hierro hace una temporada, pero variado y, según transcurrió la tarde, a más. El colorado primero tal vez saltó demasiado pronto, pero no tuvo mala condición, sólo que resultó un poco tardo en último tercio. El segundo fue el que derrochó más mansedumbre y ésta le hacía arrear en lugar de embestir por derecho. El tercero tuvo poco fondo y al tercer muletazo ya no podía con su alma y así a menos todavía. El cuarto fue un espectacular berrendo en negro que al principio pareció que iba a ser la fiera corrupia y al final quedó pastueño y sin malas ideas. Y con quinto y sexto la cosa cambio. Uno, un zapato, el otro, con una hechuras de plaza de primera y muy hecho hacia adelante. Y los dos. como eran, fueron dos toros importantes. Duraron menos de lo deseado, pero ampliaron el abanico y desmotaron cualquier indicio de privisibilidad y monotonía, esas que tienen a la fiesta enferma.
De la terna, en cuestión de disposición, Miguel Abellán estuvo por encima de todo. Muy firme y asentado. Pero al final le tocó bailar con la más fea, mientras que Juan Bautista y Leandro encontraron premio en los capítulos penúltimo y último.
Llega a enlotar Abellán al revés, y quién sabe. El berrendo cuarto sembró el pánico de salida, quedándose corto, defediéndose por arriba en varas y oriéntadose en banderillas para poner en apuros a El Chano, pero cuando Abellán le bajó la muleta ahí, se acabó. Abellán se lo hizo todo por abajo y el toro como que se durmió y al final no fue ni la mitad de lo que parecía.
En cambio, al colorado que salió primero Abellán se vio obligado a meterlo entre las rayas y a no salir de ahí por culpa del viento. En ese terreno el toro vendió mas caras sus embestidas. Tardo, pero cuando decía voy, iba hasta el final. Pero había que apostar, cruzarse, ponerla por delante y ganarle la acción al siguiente. Y Abellán escatimó muy poco. Le sacó meritorias series en redondo y también al natural, y cuando le pudo, buscó la huída el alcurrucén aunque no precisamente hacia las tablas, sino hacia las afueras. Por eso la duda: ¿y si Abellán hubiese echado el berrendo por delante y colorado por detrás? Suposiciones.
Mató de buena estocada perdiendo la muleta.
El caso es que a partir del quinto en los medios ya se podía estar, no soplaba tanto el viento y Juan Bautista pudo aprovechar lo que duró su nobleza. Por Twitter apuntábamos en el inicio de la faena de muleta:"El quinto es un taco, Juan Bautista se lo deja crudo... a ver lo que dura". Y lo que duró fue poco, lo sabía el francés y no apretó cuando debía y cuando lo intentó ya era demasiado tarde. Por eso a la faena le faltó intensidad. El inicio de faena, tras dos muletazos de tanteo, continuó con un trincherazo arrebatador. Había que ponerse a torear ya. Pero Juan Bautista le levantó la mano por miedo a agotarlo y no profundizó. La faena no pasó de la corrección y el buen gusto a un toro con ritmo pero de corta duración al que no se le bajó la mano. Tras la estocada casi entera, el conjunto se premió con oreja.
El sexto fue más toro. Largo y bien armado. De salida fue abanto, como casi todos, picándose a su antojo y sin total entrega, también como casi todos, pero en la muleta saco pastueña nobleza y por su casta exigió sitio y a Leandro no le importó lucirlo.
¿Qué hubiera pasado cuando Leandro citó desde 20 metros al tal 'Escribano', que así se llamaba el toro, y en el multezo el uno no tropiza y el otro no le hace la zancadilla? ¿Se podría haber caído la plaza de ligar cuatro y el de pecho? Se podría.
El caso es que el toro se vino desde 20 metros y al ramtar el multezo el torero tropezó y se vio forzado al de pecho y tuvo que volver a citar, pero ya más en corto. La faena tuvo temple y buen toreo por ambos pitones. Servidor se volvió a acordar del Leandro que se presentó de novillero en esta plaza y de sus naturales adelantando la pierna que carga la suerte. La memoria es así de caprichosa.
Leandro ofreció series importantes por ambos pitones, sí. Pero la faena no sostuvo su nivel, se vino a menos. Por el toro, también por la falta de concreción a la hora de rematar las series del de Pucela. La oreja tras una buena estocada, merecida.
Juan Bautista con el manso que hizo segundo no acabó de confiarse. Lo mejor, sus doblones iniciales que de poco sirvieron. Leandro, por su parte, con el tercero optó por la zurda tras una colada por el derecho en el inicio de faena, y eso que se llevó el castaño claro que demostró muy poco fondo, algún que otro y sabroso natural.